Por la defensa de la ría.

Posted on 31 May, 2012 por

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Las marismas de Lourizán siempre han sido un tema polémico en Pontevedra. Es un conflicto que viene de lejos, tanto que lo heredamos de un concepto erróneo de más de un siglo de antigüedad.

Ahora tenemos conciencia de la riqueza de los humedales y riberas inundables como parte indispensable del aporte biológico, ecológico y económico para nuestra sociedad. Esta consideración ahora obvia a principios del siglo pasado, no existía y se legisló en la desecación de espacios denominados tierras lúgubres, pantanosas e insalubres.

Primero se construyó la avenida de Marín encima de la playa de Lourizán y después se pasó a desecar la laguna interior para crear un área de expansión industrial al amparo de la legislación del régimen Franquista. Ahí nacieron las concesiones de uso a ENCE, ELNOSA y otras empresas que se situaron en un suelo ganado al mar.

Con la llegada de la democracia y la nueva ley de costas 22/1988 se estableció el dominio marítimo fluvial que dejó ese suelo industrial ganado al mar como un espacio que debía volver a su estado original y la servidumbre que impide la construcción en el área que ocupa ahora ENCE, ELNOSA, la depuradora de Pontevedra y otras empresas que tienen concesión de uso del Ministerio de Medio Ambiente hasta 2018.

Los motivos para el fin de actividades de todas las industrias que están sobre la marisma van desde ecológicos -recuperar el aporte de biodiversidad del humedal- al legal -cumplir la ley de costas y de salud pública por vertidos de metales pesados que superan el máximo permitido por la legislación comunitaria.

Lo que parece una cuestión sencilla se enquista por intereses económicos y políticos de una minoría. La empresa defiende la actual ubicación porque las pasteras ya no son económicamente viables en Europa y se trasladan a Sur América e Indonesia donde la madera es más económica y las medidas ambientales inexistentes. Los actuales trabajadores se ven secuestrados por esta guerra política sin necesidad ya que hemos acometido en España numerosas reestructuraciones de sectores no viables y obsoletos con prejubilaciones, recolocaciones y reciclaje del personal. Las comunidades de montes ven peligrar unos ingresos muy bajos que se verían superados con otro aprovechamiento del monte que no se dá por presión de la pastera.

Los que hemos vivido en el área de afectación de ENCE-ELNOSA siempre hemos estado amenazados por un accidente en las instalaciones. Los pontevedreses y marineses conocemos la dirección del viento por el olor que desprende la depuradora y las mariscadoras tienen claros los perjuicios económicos de que su trabajo no valga nada cada vez que su marisco pasa a ser clase “C” y no hay ningún grupo ecologista que defienda la continuidad de ese polígono industrial en ese lugar.

Esta guerra económica y política es ficticia, el estudio de recuperación de la Marisma de 2003, la Audiencia Nacional obligando a retirar la concesión administrativa a la hormigonera Holcin y la constructora Malvar, el tribunal Supremo derogando la legislación que protegía a ENCE, la Comisión Europea amonestado y multando por vertidos y la Xunta de Galicia con el Plan de ordenación del litoral ponen fin a la discusión. Ahora sólo resta eliminar esos argumento de la minoría interesada y volver al camino de la legalidad, recuperando una zona deprimida para los ciudadanos, por el bien de la salud pública y el planeta que habitamos.

La discusión está tan enquistada que nunca hay unanimidad por eso fui testigo en la última asamblea del movimiento 15M de la falta de consenso para apoyar como colectivo la manifestación del 2 de junio, convocada por la “Asociación pola defensa da ría” pero como miembro, animo a que individualmente todos vayamos, porque creo justa la reivindicación y existe el riesgo de que una reforma de la ley de costas extienda la concesión más allá de 2018 de algo que nunca debió existir.

Fdo. E.P.

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